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Una fotografía en el perfil en Facebook de Aris Rodríguez Mariota encendió el debate en las redes: un policía panameño, tras la columna de un local de venta de autos, vestido cual guerrillero. Estaba enmascarado y con una AK-47. No se trataba de un conflicto bélico... era la represión en Colón.
La exprocuradora Ana Matilde Gómez lo describió con contundencia en Twitter: "esto es una alteración del orden público, no una guerra".
—No puede ser, esto pasa en Colón—, se cuestionaba una usuaria.
—Claro, un gobierno de tiranos, que sólo sabe reprimir y ahora envía a los fronterizos, porque saben que el pueblo colonense es combativo—, advirtió otro.
Pero este escenario, advierten los activistas de los derechos humanos, se convierte de a poco en lo común. Ocurrió en Changuinola y en San Félix.
El gobierno, a la par, prometía mejoras e incentivos a la fuerza pública.
Y los materializó pronto. El 11 de octubre el propio presidente, Ricardo Martinelli, oficializó el tercer aumento de 100 dólares a todas las unidades policiales. Antes de ello, los estamentos de seguridad habían conseguido de la mano del mandatario 76% de incremento en sus salarios.
Hasta 2012, el gobierno de Martinelli ha invertido mil 500 millones de dólares en seguridad. Y en 2013, sumará 637 millones de dólares adicionales.