El gobierno de Dilma Rousseff se embarcó en una nueva estrategia militar y policial de persecución del narcotráfico. Con esta iniciativa trata de atajar el ingreso de droga desde Bolivia, Perú y Colombia, los mayores productores del planeta. "Nuestro país está creciendo económicamente y a mayor renta, mayor consumo de drogas", afirmó Oslain Santana, a cargo del combate contra el crimen organizado.
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